Mira quien es [Charlotte]

Una noche oscura más en el pueblo Hawk.Nadie era consciente de lo que allí se encontraba. La gente paseaba tranquila en aquel lugar frecuentado por los piratas que solo quería divertirse bebiendo algo de ron sin buscarse problemas. Al menos en su gran mayoría.
Nuestro acompañante, el Señor Storm, era otro más que paseaba por allí como el que no quiere la cosa. ¿Su objetivo? Ninguno. Curiosamente era uno de los pocos lugares al que iba sin un plan en mente, solamente en de pasar una noche divertida. Aquel pueblo tenía algo que a él le tranquilizaba y le hacía permanecer tranquilo sin tener que preocuparse por salir corriendo. Es cierto que había Marines por allí pero solamente una panda de ilusos que no podrían hacer nada contra el líder de la Revolución. No le tenía miedo a una emboscada pues siempre se las apañaba para escapar pero se cansaba de buscarse problemas por ir con sus tres espadas atadas a la cintura. En cambio en Hawk no era extraño llevar espadas, al contrario, era una póliza de vida porque siempre había un pirata que no quería buen rollo como los demás y acababa metiendo líos por ahí.

Sus pasos lo llevaron por el burdel del pueblo donde muchas chicas esperaban en sus puertas ansiosas porque un hombre llegase a ellas. Cuando veían a un hombre apuesto se lanzaban para dedicarle caricias y llevarlos adentro para acabar y si te negabas pues te quitaban las monedas en sus sutiles movimientos. Javier se conocía perfectamente los métodos de robar de las que él llamaba "Sirenas terrestres" pues te saqueaban todo cuanto podían para dejarte sin una triste moneda con la que pagar una copa. A menudo frecuentaba ese lugar, para qué mentir, pero siempre tenía muy claro como actuar y donde dejar sus cosas para que no se las robara ninguna de esas arpías.
Como era de esperar, se abalanzaron sobre él, dándole besos por el cuello, en las manos y acariciar todo su cuerpo, incluído sus partes más íntimas. Le costaba resistirse a ellas y sus encantos pero no podía dejarse llevar o acabaría arruinado con tantas mujeres. Disimuladamente las iba echando hacia los lados a la vez que avanzaba por aquellas oscuras calles levemente iluminadas por algunos candelabros colgados de las ventanas de las viviendas de allí.-Tengo prisa señoritas.-comentó mientras notaba que había más. La cosa se iba complicando pero eso a él no le importaba, tenía todas sus pertenencias bien guardadas en lugares donde era dificil acceder si no se quitaba toda la ropa, y eso no entraba en sus pensamientos ahora. Su ritmo no bajaba y al cabo de unos minutos se fueron separando debido a que se alejaban de su territorio. Cualquier tipo les hubiera pegado un grito pero no era bueno acosar a una prostituta en su barrio. Javier entendía eso.

Unas luces más relucientes que las de las otras calles llamó su atención y enseguida se dibujó en su rostro una sonrisa. La taberna "El pirata muerto" una de sus favoritas donde podía beber algo sin buscarse problemas con nadie.
Entró y contempló el jaleo que había. Los típicos borrachos cantando y gritando como siempre. Caminó hasta la barra donde se sentó y enseguida vino a él un señor mayor.-Un poco de ron, como todos.-dijo en referencia al olor a aquella bebida que hacía por todo el bar.
A su lado, una silla vacía donde nadie se sentaba. Normal, nadie iba querer estar al lado de un señor con una gabardina enorme negra, sombrero y pañuelo que solo dejaba ver sus celestes ojos.