Casting para Charlotte Hawk

Desperté antes de que los primeros rayos del sol bañasen con su luz la ciudad. Miré hacia la derecha donde dormía el capitán de un barco pirata el cual tenía su brazo rodeando mi cadera desnuda. Retiré dicho brazo con suavidad para no despertarlo y me senté sobre el lecho a la vez que la sábana resbalaba por mi piel dejando mis pechos al descubierto, había sido una noche divertida. Me desperecé como un gato antes de levantarme y caminar por el camarote recogiendo mi ropa para luego ponérmela con algo de prisa ya que no faltaba demasiado para que la tripulación despertase y no quería estar en el barco cuando eso sucediese. Me coloqué frente el espejo del capitán y me coloqué mi sobrero de tres puntas mientras me ataba la espada al cinturón. Luego metí algunas cosas de valor que no pesasen demasiado en mi bolsa y salí del camarote de puntillas. Al salir a cubierta los piratas más madrugadores, que era un par, ya estaban despiertos. Me miraron con una gran sonrisa que yo les devolví mientras bajaba de su navío, debían estar acostumbrados a los ligues de su capitán y a las prostitutas que lo “visitaban”. Al bajar del barco me subí la capucha ocultando mi rostro y cuando el capitán se despertó y se dio cuenta del pequeño robo yo ya estaba demasiado lejos como para tan siquiera mandar a sus hombres a buscarme.

[…]

Las calles del mercado estaban abarrotadas de personas y familias paseando, de mercaders trabajando intentando vender sus productos a un precio razonable mientras los más listos tiraban todo su trabajo por la borda con los regateos. También había algunos miembros de la armada paseando esas calles en busca de ladrones o simples vagabundos que ensuciasen el ambiente de la ciudad. Yo giraba hacia algún lado cuando veía a alguno de ellos pues hoy no estaba de humor para enfrentarme a un combate o para salir huyendo, hoy prefería evitar hasta que lograse mi objetivo que era llegar a la tienda donde cambiaba alguno de mis objetos robados por otros. Me quedé quieta en el sitio cuando vi a mi hermano pasear tranquilamente acompañado de una bella señorita que se agarraba de su brazo y se reía de sus comentarios. Lo observé ocultada por la multitud mientras mi mano se cerraba sin que yo me diese cuenta a la empuñadura de mi espada. Lo odiaba, lo despreciaba pero yo no era como él. Sabía que si algún día tenía que matarlo para poder huir yo no lo haría, no sería capaz mientras que él lo haría sin pestañear.

Me vio, acabó por verme pero cuando volvió a fijarse yo ya había desaparecido de nuevo, no quería ser el causante de fastidiarle una cita.